27 de febrero de 2012

The End

Porque la reforma laboral no es buena, hasta ahí llego.  Pero ni la reforma ni nadie va a evitar el desplome de este país. El problema no son sólo los despidos, si no la falta de contratación, pero ¿quien va a contratar? y lo más peliagudo, ¿para hacer qué?...  porque en este país durante los últimos 40 o 50 años todos vivíamos de la construcción: evidentemente los constructores, pero también los albañiles, los transportistas, las fábricas de cemento, los fabricantes de puertas, los de carpintería de aluminio, arquitectos, interioristas, las empresas de ascensores, los bancos que concedían las hipotecas, notarios, registradores de la propiedad... Cuando no se pagaba la hipoteca entraban abogados, procuradores y todo el entramado judicial.  Y de todo ese dinero generado vivía todo el sector del ocio: cine, música, literatura, bares, restaurantes... Si el pilar de la pirámide se ha roto y todo se ha desmoronado, ¿de qué va a vivir este país?. Aquí no se produce prácticamente nada, y del espetec de Vic, el jamón de Jabugo y el orujo no viven 40 millones de personas.  La reforma laboral no es la solución, pero tampoco es el problema.